04 diciembre 2007

Mare Magnum (pero de verdad) 1 de diciembre '07


“No tengo tiempo”, es la frase que más suelo repetir (los que me conocéis lo sabéis de sobra, creo) y no me gusta, no me quiero escuchar más decirlo, así que si me lo volvéis a escuchar, os doy permiso para que me regañéis y todo. Se está convirtiendo en casi mi lema y… ¿a qué había venido yo por aquí? Sí, a decir que en esta vida de mierda que vivimos, al menos hay momentos que son MEMORABLES, y que quedan para siempre. En este caso, el pasado sábado vivimos una de esas noches en las que uno da un millón de gracias a la vida por tener esos momentos, a veces tan escasos.
La palabra que mejor resume todo es EMOCIÓN, de esa que se te coge en el pecho y parece que el corazón se te va a salir, de esa de la buena como cuando te montas en la montaña rusa (al que le guste) y no puedes parar de reír.
Comenzamos con falta de información por evitar el trayecto en bus, creo que no me arrepiento de ello y llegamos (¡¡¡SIN PERDERNOS Y DEL TIRÓN A LA PRIMERA!!! seguro que era porque conducía “el lotro”) al mundo desierto de los polígonos industriales, donde observamos dos cosas:
1. No hacía tanto frío como pensábamos.
2. El sitio tiene buena pinta.
Pero es que por dentro no se queda atrás salvo por dos cosas:
1. Sorprendentemente en la zona de arriba de la disco o local o como se le quiera llamar, hay una reunión familiar con críos incluidos que ¡se están pegando un festival, cenando y todo! La muchachada campa a sus anchas por la pista mientras se incumplen varias leyes. Cosas que sólo pasan en los pueblos (sin ofender). Mete a un niño en la Kiu a ver qué pasa…ah, perdón, que eso ya lo hacen y ya sanemos lo que pasa.
2. Infame cortina del escenario, tipo “noche de fiesta”, faltaba el morenín y los muñecos, o ¿no actuaron después de nuestros niños? Quizás lo soñé.
Como siempre y para no variar, aprendedlo los que nunca hayáis ido a algún concierto: nunca hagáis caso a los cuatro dígitos del cartel, donde pone 23:00h aprox o similar, recordad por vuestro bien, no es cierto. Siempre habrá algo que lo retrasará, pero bien, le dará más emoción al tema ¿no?
Y después de los saludos pertinentes, de ver caras que hacía tiempo tenía muchas ganas ver y de que se medio llene el sitio, salen a demostrarnos por qué merece la pena esperar, por qué moverse a cada sitio en la medida de lo posible no pesa, y es que sin exagerar, te dan ilusión, ganas de vivir, esperanza y desprenden cosas bonitas y buenas, hasta te sientes mejor persona y todo, y no se te quita la sonrisa de la boca como una boba, porque te hipnotizan y contagian de todo lo que se debe de sentir ahí arriba. (Me inspira Stabbing Westward con “I Remember” en estas líneas, en honor a Vicente). Es una sensación tan inmensa que es muy complicado de explicar, tanto como decir que no te cabe en el pecho y en conclusión, te hacen sentir FELIZ. Primero por estar allí, después por tener la suerte de compartir tantos momentos inigualables.
Oh what a night!!! ¿Lo mejor? Todo, pero especialmente y siendo egoísta cuando se te acerca un tío, micro en mano, descamisado o casi, y contribuyes como puedes con la causa. Ya no me echo p’atrás más, jajajajaja.
Sólo espero que la familia ozonera siga creciendo, cada vez somos más y mejores.
Me marcho ya, gracias a todos por aguantarme, gracias a todos por perder este ratito leyendo, gracias a los que firmaréis, a los que no os atrevéis, a los que no saben qué poner y a los que ni se molestan, A todos, gracias por estar ahí y ser parte de este sueño.
Last but not least: queridos Ozono3, os quiero, no me cansaré de repetirlo over and over again. ¿Cómo ser original?
Nos vemos el 18 de enero… en casa.